Los Seises en la Catedral de Sevilla
Historia:
Al hablar de los seises, conviene distinguir claramente
dos etapas en su evolución histórica: una relativa a la denominación seises y su oficio de
cantores, y otra a la danza sagrada que ellos realizan.
Tras la Reconquista de Sevilla, la ciudad contaría con la
presencia organizada de cuatro a seis mozos de coro para la liturgia solemne,
costumbre que se extiende por España. La autorización para emplear estos niños
cantores viene dada a instancias del Cabildo Sevillano por la bula del Papa
Eugenio IV en 1439. Además, el 27 de junio de 1454 el Papa Nicolás V concede a
la Catedral de Sevilla un maestro de canto para los niños.
Seises en la Catedral
Los Seises particpando durante un acto
No se sabe cuándo empezaron a bailar los seises de la
Catedral de Sevilla pero hay referencia de esto desde principios del siglo XVI
y lo hacían los niños de manera esporádica e imprecisa durante la procesión del
Corpus. En el siglo XVII esa costumbre se convierte en una tradición cristiana
de la ciudad para que siempre se produzca dicha danza con los niños en el
Corpus. En 1654 se decide dotar a la festividad de la Inmaculada de ese honor.
Origen
del nombre:
El nombre de seises, es una modificación fonética, mediante el seseo andaluz de la palabra castellana seize, que significaba
dieciséis.
Uniforme:
El traje de los seises es muy llamativo, con detalles
dorados, mallas, pantalones abombados y chaquetillas. Como curiosidad, el traje
incorpora detalles celestes en la festividad de la Inmaculada y siembre bailan
con un sombrero con plumas.
Uniforme de Seise
La prenda inferior es de
calzón corto de color blanco, al igual que las medias. Todo ello, se completa
con una banda que cruza el pecho, zapatos forrados de raso y un sombrero con
plumas.
Originariamente, los seises
bailaban con el adufe o pandero, instrumento muy popular en Sevilla en épocas
pasadas pero con el tiempo, este instrumento se sustituyó por unas castañuelas.
Acompañamiento
musical:
La música que interpretan en
sus bailes, en un principio, eran Villancicos (entre ellas, el guárdame las
vacas Carillo). A finales del siglo XVI se sustituyen por canciones musicales
de mayor empeño creados por los maestros de capilla de la catedral, con
acompañamiento de órgano polifónico, que han evolucionado desde las gallardas,
hasta las pavanas. En la actualidad también se suele acompañar de marchas
procesionales en diversos actos.
Los Seises en Sevilla:
Octava del Corpus:
En realidad, la verdadera historia de los seises de
Sevilla nace en 1613, año en que éstos comienzan a bailar durante la Octava del
Corpus en el presbiterio
bajo de la Catedral con los trajes de pajecitos, y esencialmente
con el mismo significado y la organización actual, salvando ciertos detalles.
En efecto, para que se institucionalizara la danza sagrada de los seises de la
Catedral de Sevilla que ha llegado hasta nosotros, fue necesaria la
colaboración de otras dos realidades fundamentales: la presencia de un marco
litúrgico apropiado, que encontró su lugar en las llamadas "siestas"
de la Octava del Corpus de los comienzos del siglo XVII. Y además, el sostén
económico de una fundación, que vino de la mano del canónigo Mateo Vázquez de
Leca, antiguo miembro de los seises de la Catedral hispalense.
Participando en la Octava del Corpus en la Catedral
Lo que hizo, pues, el Arcediano de Carmona, fue incorporar la danza sagrada de los seises a las "siestas" de la Catedral de Sevilla, que tenían lugar por la tarde, en el presbiterio bajo, durante toda la Octava del Corpus; una práctica que sigue conservándose en nuestra Catedral y todos ustedes pueden contemplar a las cinco y media de la tarde, dentro de una Liturgia solemne de la Palabra.
Así pues, con la dotación económica que el Arcediano de
Carmona ofreció a nuestro Cabildo Catedral, para la celebración solemne de la
Octava del Corpus, se institucionalizó la danza sagrada de los seises, como
parte integrante de la celebración eucarística vespertina. A partir de este
momento podemos hablar, en sentido propio y verdadero, de seises de Sevilla.
Octava de la Inmaculada y en el Triduo de
Carnaval:
El baile de seises de la Inmaculada y de su Octava nació
por derivación y a imitación del baile del Corpus y su Octava. Nada
sorprendente, teniendo en cuenta que la Inmaculada es una de las celebraciones
más importantes en el calendario litúrgico de la Iglesia y particularmente del
de Sevilla.
Participando en la Octava de la Inmaculada
A partir del Concilio de Trento, fueron frecuentes las embajadas españolas que
acudieron a Roma para influir, ante el Papa, en favor de la causa de la
Inmaculada Concepción, petición apoyada también por los reyes que, en más de
una ocasión, viajaron a la Ciudad Eterna con este mismo propósito.
En Sevilla, "la tierra de María Santísima", como ha sido denominada por los escritores y oradores, el tema inmaculista se convirtió, sobre todo a partir de 1613, en verdadera pasión.
El Triduo de Carnaval está formado por los tres días que
anteceden al Miércoles de Ceniza, con el que se inicia la Cuaresma. La
fundación del Triduo de Carnaval de la Catedral de Sevilla se debe a la
fundación de D. Francisco Contreras Chaves, quien, por
testamento legó sus bienes al Cabildo, una vez hubiera fallecido su esposa, Ana
María Veidaza.
Actualmente, el Triduo de Carnaval sigue celebrándose con
el mismo ceremonial que se acostumbra en la Octava del Corpus, y con los mismos
bailes de seises, aun cuando, en realidad, resulte menos lucido, a causa del
bajo número de público que concurre. De hecho, son muchos los sevillanos que
desconocen su existencia.
Importancia social y familiar de los seises
en la actualidad.
La importancia social de los seises de Sevilla es muy
conocida, pues si nos dirigimos a los medios de comunicación, durante la
actuación de los niños, siempre hallaremos algunas líneas dedicadas a ellos;
como si de otro acontecimiento importante más de la ciudad se tratara.
Los Seises de las Escuelas Salesianas de Nervión
Siendo su responsable D. María Elena Martínez Fernández
El amor y entusiasmo que la ciudad ha tenido por la danza de los seises, a lo largo de los
siglos, ha sido la causa fundamental de que el pueblo haya identificado seises con danza,
olvidándose de que esta faceta históricamente hablando es secundaria y
advenediza. Esto mismo ha hecho surgir en Sevilla cerca de una media docena de
leyendas o, si se prefiere, una con diversas variantes y adiciones, para
explicar la antigüedad de la danza, el origen y diseño de sus trajes, el color
celeste que emplea la Iglesia en la liturgia de la Inmaculada, e incluso el
hecho de que los niños bailen con sombrero delante del Santísimo, para cuya
justificación recurre el pueblo, nada menos, que a una bula pontificia.
Los Seises de Nervión acompañando a María Auxiliadora
Lo muestran igualmente los padres que asisten, con asiduidad, a la Exposición
del Santísimo durante la Octava del Corpus, acompañando a sus hijos; aunque
desgraciadamente se preocupan más, en muchos casos, de realizar vídeos y
fotografías que de ser conscientes de que sus niños realizan una verdadera
danza de homenaje al Señor, solemnemente Expuesto en la Custodia.
Niños Seises de los Salesianos de la Trinidad
Valores humanos
La institución de los seises ha contribuido a subrayar,
potenciar y mejorar una serie de valores humanos y religiosos entre el grupo de participantes.
Fuente. Herminio González y Sevillamisteriosyleyendas
Fotos: Arte Sacro, Pasión en Sevilla, SolYCostal, Joaquín Galán Rafael Soldado, Juan Antonio Bandera, Archicofradía de María Auxiliadora de la Trinidad, Eduardo Cabeza, Enriquue Alyllón González, Manuel Jesús Rechi, Sevillapedia y Sevillamisteriosyeyendas.