Comienza el mes dedicado a una de las advocaciones más contempladas de la humanidad, sobre todo tiene un fuerte arraigo en la familia salesiana.
María Auxiliadora de Huelva
Hasta el siglo XIX, la advocación de María Auxiliadora se asoció
fuertemente a la defensa militar de los bastiones católicos y ortodoxos e Europa ,
el norte de Africa y Medio Oriente
frente a los pueblos no cristianos, muy especialmente los musulmanes.
Precisamente bajo el pontificado de Pío V, los pueblos
euro-cristianos reunieron una importante fuerza militar para detener en la Batalla de Lepanto (1571) el expansionismo del Imperio Otomano por el Mediterráneo
occidental.
Mientras la Liga Santa encabezada por España e integrada por los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya, derrotaron a la armada del Imperio otomano, el papa había
pedido a toda la cristiandad que rezara el rosario.
En gratitud por la
victoria, el papa Pío V instituyó la fiesta de la Virgen de las Victorias,
después conocida como la fiesta del Rosario, a celebrarse el primer domingo de
octubre, y agregó el título "auxilio de los cristianos" (Sancta
Maria Auxilium Christianorum) a las Letanías Lauretanas.
María Auxiliadora de Nervión - Sevilla
Con la popularización que los Salesianos
hicieron de la devoción a María Auxiliadora en todos los países en
donde se abrieron casas de Don Bosco, se dio el surgimiento de numerosos
santuarios, entre los cuales el más célebre es precisamente el de la Bsílica de María Auxiiadora en Turín.
El título de María como «auxilio de los
cristianos» forma parte hasta hoy de las Letanías Lauretanas.
La persona que más tendría que ver con la popularización
de la invocación de María como Auxilio de los cristianos sería el santo
educador de Turín,
San Juan Bosco, quien veía el florecimiento de sus obras apostólicas y
educativas entre los jóvenes como obra de la Virgen María.
San Juan Bosco de Huelva
Don Bosco comienza a referirse a ésta con el nombre de María
Auxiliadora a partir de 1860, año en el que relata que la Virgen le manifestó su deseo
de ser honorada bajo dicho título y su voluntad de que se le construyera un
templo. Es posible que este deseo de aferrarse a María como "Auxilio de
los cristianos" tenga su razón de ser en la difícil época que la Iglesia
católica vivía en Italia con el avance de los movimientos nacionalistas que abogaban por la Unificación italiana aún en contra de la existencia
de los Estados Pontificios y por ende de la autoridad
del papa.
Don Bosco estuvo muy cerca del pontificado del papa Pío IX,
el último papa-rey de los Estados Pontificios.
El recuerdo reciente de la
promesa hecha a la Virgen por parte de Pío VII prisionero de Napoleón a
principios del siglo pudo inspirar en Don Bosco su devoción a una advocación
que había probado éxito en los momentos más difíciles de la Iglesia. Bien
pronto la expansión de las obras salesianas
en los cinco continentes tendrían como consecuencia la internalización de esta
advocación de origen estrictamente europeo.
Por otra parte, fundó el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora
con el fin de llevar el Sistema Preventivo Salesiano a las
muchachas y de honorar a la Virgen bajo dicha advocación.
Significado de la expresión
"María Auxiliadora"
Con el adjetivo "auxiliadora", los católicos
significan que la Virgen María trae consigo el "auxilio" de Dios,
Jesucristo. El título de "María Auxilio de los Cristianos", expresa
la comediación de María respecto de la humanidad. Como Madre del Redentor, por
fuerza y mérito de la corredención, los católicos la contemplan como la ayuda
de la humanidad necesitada de redención; lo es también de cada individuo, al
considerársela la Madre espiritual de todos.
Oh María, Virgen poderosa,
grande e ilustre defensora de la Iglesia,
singular auxilio de los cristianos,
terrible como un ejército ordenado para la batalla,
Tú sola has triunfado de todas las herejías del mundo.
Oh Madre, en nuestras angustias,
en nuestras luchas, en nuestros apuros,
líbranos del enemigo y en la hora de la muerte
llévanos al cielo. Amén
Fotos: Juan Luis Rodríguez Medina y María del Sol Hidalgo Martínez.